Saludos al Pueblo de Dios

“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. (Ef. 1:1,2)
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 I.  EL AUTOR DE LA CARTA
A.  Apóstol de Jesucristo.
“En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros (apostolos) de las iglesias, y gloria de Cristo”. (2 Cor. 8:23)
B.  Por la voluntad de Dios.
“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”. (Ef. 1:11)
“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. (Jn. 6:38)
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. (Jn. 4:34)
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mt. 7:21)
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya”. (2 Cor. 1:1)
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. (Col. 1:1)
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús”. (2 Tim. 1:1)
II.   LOS DESTINATARIOS DE LA CARTA
 “A Los Santos”
1. El sentido POSICIONAL: separado del “mundo” para pertenecer a Cristo (Col 1:13).
“El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”.
2.  El sentido ETICO: separado de todo pecado (1 Cor 1:2).
“A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”.
“Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. (1 Ped. 2:9)
“Fieles”
“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”.
“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Ap. 2:11)
¿A qué o a quién debemos ser fieles?
  • Al Señor, e ir mereciendo su confianza.
  • Uno debe ser fiel a cumplir sus compromisos.
  • Fiel a no contristar al Espíritu Santo.
  • Fiel en mantener la comunión con Dios. Orar, leer la Biblia.
  • Fiel en congregarse.
  • Fiel en rechazar el pecado y vivir una vida santa.
  • Fiel a su cónyuge.
  • Fiel en el servicio.
II.  LAS BENDICIONES DESEADAS
 Saludo griego: “Gracia”
“Y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud”. (Hech 15:23)
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Heb 4:16).
Saludo hebreo – judío: “Paz”.
“Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (Stgo 2:16).
Si hacemos la pregunta, ¿por qué necesitamos “gracia y paz”?
1. La respuesta es por la pecaminosidad del hombre.
2. Su pecado no sólo le ha separado de Dios, sino que le ha hecho Su enemigo.
3. El hombre por naturaleza ODIA al Dios de la Biblia; resiste Su dominio (Sal 2); no se quiere someter a Él.
4. Como consecuencia o fruto de esta enemistad, el hombre no tiene paz consigo mismo (por su mala conciencia), y por ende no tiene paz con otros; todo el tiempo está peleando con el resto del mundo.
5. Esta es la verdadera tragedia del hombre, y no hay nada que él pueda hacer para solucionar su problema.
CONCLUSIÓN:
1. Vivamos como santos. Separados y consagrados para Dios.
2. Fieles, no solo en creer, sino que inspiramos confianza.
3. Gracia es la más grande bendición que Dios nos ha dado: Ser salvos en Cristo.
4. Paz, reconciliados y disfrutando de un ambiente de tranquilidad y bienestar.
5. “La gracia y paz” proviene de Dios.